Las Ciencias Sociales y las Humanidades presentan, especialmente estas últimas, dinámicas de investigación que las diferencian y las dotan de una personalidad propia, identificada como una cultura de investigación específica, diferente a la propia de las Ciencias Exactas y de la Vida. La existencia de una excesiva diferenciación entre esas culturas de investigación ha sido criticada de forma reiterada. No obstante, el rumbo fijado para la investigación por las políticas científicas asume la eliminación de esas posibles barreras y la fusión entre los diferentes campos del saber a través de la transferencia de los diferentes enfoques y metodologías. Así, se ha planteado la necesidad de una renovación de las Ciencias Humanas y Sociales, dirigida a matizar, por ejemplo, las dinámicas altamente individuales en la investigación humanística, la inexistencia de grandes grupos de investigación, el desarrollo de procesos de formalización de la información, la integración de metodologías cuantitativas y la integración en programas de investigación más amplios. El uso de las nuevas tecnologías y la implementación de procesos de digitalización ha llevado también a la emergencia de las Ciencias Sociales Computacionales y las Humanidades Digitales, que junto a otras nuevas áreas de conocimiento, como son por ejemplo las Humanidades Ambientales, constituyen la vanguardia en lo referido a las Humanidades y la transdisciplinariedad.