El tratamiento de drogas involuntario es una práctica común a pesar de no ser efectivo. En México no hay suficientes programas residenciales profesionales para el tratamiento por consumo de drogas y, ya sea tanto voluntario como involuntario, lo proveen centros no-profesionales que no están basados en la evidencia. Analizamos las experiencias de las personas que se inyectan drogas (PID) que fueron llevadas involuntariamente a centros de tratamiento bajo un operativo policiaco en Tijuana. La salud, el bienestar, los derechos humanos, la dignidad y la seguridad de las PID deben ser elementos centrales de las políticas de drogas internacionales y de los sistemas universales de salud. [ABSTRACT FROM AUTHOR]