El artículo examina cómo las teorías de «igualdad de género» han pasado, de basarse en la libertad, a apoyarse en el ser. Aborda primero la obra de Martha C. Nussbaum que, partiendo de las capacidades humanas básicas, intenta una fundamentación universal de los derechos homosexuales. Se fija después en Judith Butler, quien juzga necesario desmontar la estructura de ónica opresora de libertades. Finalmente se propone una alternativa desde la experiencia del cuerpo relacional, como cuerpo generado o filial. El papel estructurante de la diferencia hombre-mujer, al permitir que el camino de la persona hacia su origen se despliegue más allá de quienes la generaron, aparece como necesaria para defender la igual dignidad de todos. [ABSTRACT FROM AUTHOR]