Este proyecto comienza con un interés personal por el arte, los museos y las arquitecturas móviles como elementos individuales, y que al juntarse dieron lugar a una investigación acerca de los museos portátiles. En el proceso de su desarrollo, abordo los diferentes antecedentes y cuestiones que circundan la aparición de los aparatos museísticos móviles. En primer lugar, su relación con el museo convencional, que dicta dos caminos opuestos que estos pueden tomar: los que se relacionan con el museo de arte tradicional y extienden sus modelos y discursos, y los que surgen como oposición a esas narrativas históricas y reformulan la idea del museo como la plataforma expositiva predilecta. El propio ejercicio de salir de las salas del museo, contiene un sello de ANTI, que tiene una larga tradición como manifiesto de oposición y rebelión. Y que además, trajo consigo una serie de “generaciones” de la crítica institucional frente a los museos de arte. Primero, la crítica se dio desde el interior con un grupo de artistas que se revelaron ante los paradigmas establecidos, con las vanguardias artísticas del siglo XX y con la incorporación del análisis crítico en la propia estructura institucional. Y luego, desde el exterior con una serie de lugares alternativos fuera del museo, entre los que encontramos a los museos itinerantes que se emancipan y diferencian del museo tradicional. Estos comparten con los movimientos de vanguardia la necesidad de alejarse e independizarse del modelo hegemónico, el cual no solo dicta qué es arte y la manera en que se produce, si no quiénes son sus consumidores y su público. En el contexto actual, en donde la crítica institucional se enfoca principalmente en la problemática que circunda el arte contemporáneo. Un arte que se trata y comercializa como una mercancía, que cada vez se aleja más de un público heterogéneo y que amplía la brecha del entendimiento por el mismo. Es la relación entre museografía y pedagogía la que plantea un mecanismo por el cual se puede acercar de nuevo el arte al público y generar un pensamiento autónomo y emancipado frente al mismo. Tal vez sea el momento en que surja de nuevo una crítica institucional desde el interior, en la cual se trabaje en conjunto con las instituciones museísticas, aprovechando su potencial pedagógico. Haciendo uso de esta herramienta desde la concepción de las propias exposiciones, con el fin de generar un pensamiento autónomo y crítico en el público. El proyecto del Cubo Turquesa surge de la unión de esa problemática y ese potencial anteriormente mencionados. Es un no-museo portátil, itinerante, nómada, ambulante. Es una crítica al modelo hegemónico del museo, pero desde la reformulación de su relación con el público como no-participante del proceso artístico y su reducción a mero consumidor. El propósito del cubo turquesa es generar, a partir de la museografía y el arte como herramienta pedagógica, un pensamiento autónomo, crítico y emancipado frente al arte contemporáneo con el fin de mostrar al arte como una herramienta para todos.