La telefonía móvil ha ocupado, en los últimos años, un lugar indispensable en nuestras vidas. Nos acompaña allí donde vamos, ofreciéndonos una comunicación constante. Con su desarrollo también han aparecido las grandes antenas repetidoras. El problema es que desde las instituciones y organismos públicos se ha generado un globo sonda que no termina de aclarar si estos dispositivos pueden resultar perjudiciales para la salud.